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El futuro de la coctelería peruana también es femenino

Cuatro jóvenes mujeres enfundan copas y medidores para abrirse camino en la coctelería peruana. Conoce aquí sus historias.

World Class Perú 2017 –concurso que promueve Diageo para encontrar al mejor bartender del país – empezó con una alentadora novedad. A diferencia de su edición del 2016, esta vez no fue solo una, sino cuatro las mujeres que integraron el grupo de 28 bartenders que compitieron en la primera fase del certamen.

Las mujeres se involucran cada año, sin temor ni prejuicios, en las barras de Lima y otras ciudades del país. Pasión, constancia y creatividad son algunos ingredientes con que ellas empiezan esta historia de sabor intenso.

Ellas son las cuatro barwoman que participaron en World Class Perú 2017:

Alessandra Dejo, La Forchetta
Alessandra ha saboreado tragos buenos y amargos en sus años como barwoman. Sin embargo, estas experiencias le han permitido aprender a manejar situaciones que, en un principio, le eran incómodas.

“Hay quienes piensan que porque la mujer trabaja de noche se inclina para otros comentarios. Pero creo que poco a poco se está cambiando la perspectiva de las mujeres detrás de la barra”, comenta Alessandra, quien hoy se encarga de la barra de La Forchetta.

Aunque ha tenido que pasar por momentos chocantes como bartender, mira con optimismo el desarrollo de más mujeres que, como ella, se sienten parte del mundo de la coctelería. “Ahora hay más mujeres que están entrando a la barra y eso es gratificante, porque sé que no estoy sola”, comenta.

Sus preferencias en barra: Alessandra se inclina por los clásicos. Confiesa que aún le falta aprender más, y por ahora está experimentando con productos orgánicos y trabajando sus propios bitters. Su trabajo se enfoca también a ser responsable con el medio ambiente. “No uso removedores y trato de no usar cañitas, aunque aún hay clientes que piden sorbetes para mover el hielo. Se trata de cambiar el ‘chip’ de las personas”, finaliza.

María del Carmen Córdova, República del Pisco (Cusco)
María del Carmen descubrió su pasión por la coctelería cuando estudiaba hotelería. Hace un año y medio se dedica a trabajar en barras, oficio a través del cual puede generar felicidad en más personas, según comenta. “Lograr el perfil del cliente es una satisfacción grande”, agrega María del Carmen.

Así como es importante lograr el punto que el cliente demanda, hay una cuota de creatividad que debe agregar a cada coctel. Parte de su formación ha sido impulsada por el mismo ambiente de trabajo, donde aprendió de sus compañeros y ahora busca seguir creciendo a través de la coctelería.

Sus preferencias en barra: En República del Pisco se inclina por el Capitán (con pisco y vermú) y el chasqui, dos de los cocteles más pedidos en el bar.

Tatiana Flores, Osteria Conviviuma
Tatiana tiene 24 años y se graduó en coctelería gracias a una beca que obtuvo del programa Learning for Life (Diageo). Desde hace tres años y medio ha pasado por barras como Madbar, Bottega Dasso y Friday’s, donde fue coach. Hoy, es jefa de la barra de Osteria Convivium, donde plasma su fascinación por los destilados y licores.

Tatiana hace especial hincapié en que, sin el apoyo de los dueños de los locales, el desarrollo de las barras y bartenders no se podrá consolidar. “A veces no hay esa familiarización con el tema del bar, de los concursos, de apostar por gente, por el crecimiento del bartender. Creo que estos concursos nos ayudan a seguir avanzando”, indica.

Sus preferencias en barra: “En Osteria Convivium tenemos un concepto italiano, cosmopolita. Tenemos muchos aperitivos, coctelería clásica. Entre los más vendidos en el restaurante están el Martini y el Manhattan. Sencillos, clásicos y elegantes”, detalla.

Andrea Salomón, Toshi
Andrea tiene 27 años y empezó a trabajar en barra desde los 18 años. “Ese año había muchos hombres y empecé cubriendo al personal cuando se iba a su descanso. Cuando salíaan, yo estaba ahí. Hoy en día creo que las personas han cambiado su manera de ver las cosas”, comenta Andrea, que se encarga de la barra de Toshi.

A diferencia de hace unos años, cuando empezó, ve que la coctelería está avanzando a la par de la gastronomía. “El tema de coctelería va mucho con la gastronomía, muchos descubrimos cosas de cocina para implementarla y si seguimos así, podemos llegar más lejos”, agrega.

Sus preferencias en barra: “Yo soy súper versátil, puedo jugar con los sabores. Lo que más me gusta hacer son los old school reinventados. En Toshi hay cocteles de autor, fusionados, trato de poner en la carta ingredientes japoneses”, comenta Andrea.

“Este es el momento para que se realicen cambios en la coctelería”
Sebastián Maggi llegó a Perú para ser parte del jurado de World Class Perú 2017. Es sommelier, cocinero y psicólogo. En Buenos Aires es dueño del bar “Shout” y desde diciembre del 2016 trabaja para Diageo, donde se desempeña como Bran Ambassador Diageo Reserve.

A su llegada a Perú remarcó que, si bien nuestro país cuenta con potenciales que lo destacan en la región (productos y técnicas) aún no hay una cultura de bar en el rubro gastronómico. “Aquí lo que hay son restaurantes con buenas barras. Pero es difícil encontrar un bar de cócteles”, comenta Maggi.

EL COMERCIO

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