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Perú autoriza dos estudios de un tratamiento potencial para COVID-19

Médicos nacionales evaluarán el uso del plasma sanguíneo de pacientes con COVID-19 recuperados como terapia para la enfermedad.

Reportes chinos publicados al comienzo de la pandemia mostraron resultados prometedores del uso de plasma sanguíneo convaleciente para reducir los efectos del COVID-19 y la duración de la enfermedad. Esto llevó a que más países evaluaran su efectividad y aplicación de emergencia. En el Perú, el Instituto Nacional de Salud (INS) acaba de autorizar dos proyectos de investigación que tienen ese mismo propósito: uno liderado por especialistas de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y el otro por expertos de Essalud. Son las primeras iniciativas de este tipo en el país.

Mejores defensas–

Antes es preciso definir ciertos conceptos. El plasma sanguíneo es la parte líquida de la sangre. Ahí se encuentran suspendidos anticuerpos y proteínas que forman parte del sistema inmune y ayudan a neutralizar a un patógeno específico.

El plasma convaleciente es aquel que proviene de una persona que ha sufrido y se ha recuperado de una enfermedad infecciosa; por lo tanto, ha desarrollado anticuerpos especializados en combatir esa infección.

Entonces, la terapia con plasma convaleciente se basa en que el paciente reciba de un donante recuperado anticuerpos que ya neutralizaron el mal que lo aqueja. Esta técnica se viene utilizando desde el siglo pasado en enfermedades como la gripe española, que provocó la pandemia de 1918. Se ha aplicado también en las epidemias de SARS y MERS, ambas ocasionadas por el coronavirus.

Su beneficio como tratamiento para COVID-19 no es todavía claro, pues casi todos los datos que se tienen al respecto provienen de reportes de casos, no de ensayos clínicos, donde se compara rigurosamente un tratamiento potencial con uno estándar. No obstante, en el mundo ya son más de 80 los ensayos que están estudiando los efectos terapéuticos del plasma convaleciente en pacientes con el nuevo coronavirus.

Por ejemplo, los primeros resultados de un ensayo de transfusión de plasma convaleciente en EE.UU. mostraron que 19 de 25 pacientes mejoraron con el tratamiento, dando de alta a 11 de ellos.

–Investigación nacional–

En el Perú, a fines de mayo pasado, una resolución ministerial estableció los primeros lineamientos técnicos para la obtención de plasma de donantes convalecientes. Todo en el marco de la investigación científica. Con esa normativa publicada, los especialistas nacionales comenzaron a diseñar protocolos para realizar esta clase de estudios. Dos de estos fueron aprobados hace más o menos una semana.

Fiorella Krapp, infectóloga del Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt de la UPCH, quien lidera la iniciativa de dicha casa de estudios, dijo a El Comercio que su propuesta de ensayo clínico contará con unos 100 voluntarios y se llevará a cabo en el centro de investigación del hospital Hipólito Unanue.

“La idea es comenzar en el Hipólito Unanue pero luego que se incorporen otros centros de investigación de hospitales del Ministerio de Salud (Minsa). Nuestro protocolo considera a pacientes con COVID-19 hospitalizados y con cierto grado de severidad; es decir, que estén comenzado a desarrollar un proceso que los pondría en alto riesgo de necesitar ventilación mecánica en pocos días”, explica la especialista, quien agrega que el ensayo comenzará pronto.

Por otro lado, Arturo Sagástegui, jefe del Banco de Sangre del hospital Rebagliati, que es parte de la iniciativa de Essalud, indica que él y sus colegas están tramitando la pronta adquisición de unos insumos faltantes para comenzar –en unos 15 días– la extracción de plasma convaleciente de donantes.

“Planeamos que en el estudio participen 60 voluntarios con COVID-19 que empiecen a experimentar dificultad respiratoria, principalmente con una saturación de oxígeno en la sangre menor de 93%. Vamos a captar a estas personas en el área de emergencia del hospital”, detalla el experto.

Asimismo, Sagástegui sostiene que los donantes de plasma convaleciente deben seguir ciertos requisitos: tener entre 18 y 60 años, pesar más de 50 kilos, haber tenido COVID-19, tener 14 días sin síntomas y contar una prueba de hisopado negativa que confirme que está sano, o 28 días sin síntomas.

Ambos especialistas concuerdan en que si los resultados de estas evaluaciones, o de otras, muestran un claro beneficio del tratamiento, este debe ser rápidamente implementado a mayor escala. Es necesario también fortalecer la infraestructura para la extracción, el almacenamiento y la transfusión del plasma sanguíneo convaleciente.

“Todavía hay una deuda con los bancos de sangre del Perú, cosas que definitivamente deben ser mejoradas. Lamentablemente, la emergencia actual no nos da mucho tiempo para superar todas esas brechas que tenemos, lo que es necesario si se quiere proporcionar el plasma lo más pronto posible”, recalca Krapp.

FUENTE El Comercio

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